Empatía terapéutica
Empatía terapéutica
Después de revisar la literatura sobre empatía terapéutica, proponemos el concepto de una dialéctica empática, marcada por la capacidad de los terapeutas para cambiar entre los estados de resonancia emocional y la co-regulación. A continuación, nos basamos en esta conceptualización de la empatía terapéutica, con el fin de proporcionar recomendaciones, a las que pueden hacer referencia psicoterapeutas y supervisores por igual.
La naturaleza compleja de la empatía terapéutica
La empatía terapéutica se ha identificado durante mucho tiempo como un predictor particularmente robusto de resultados. sin embargo, su complejidad ha hecho difícil su puesta en funcionamiento. Históricamente, algunos teóricos han hecho hincapié en los componentes sensorial-emocionales, mientras que otros han hecho hincapié en los componentes cognitivo-racionales.
En un cambio de paradigma, sin embargo, las teorías contemporáneas han señalado el proceso empático. Las teorías más emergentes, entre ellas, han hecho hincapié en la capacidad del terapeuta para cambiar dialécticamente entre los estados de resonancia emocional y la co-regulación. La investigación en psicoterapia aún no ha validado lo que parece ser una "dialéctica empática" terapéutica, aunque la investigación en neurociencia social ha reconocido la complejidad de la empatía, apuntando a eventos neurobiológicos que sustentan sus componentes
El propósito de este trabajo es revisar las definiciones de empatía terapéutica, haciendo hincapié en aquellas que han sido apoyadas por la teoría y la investigación contemporáneas.
La historia de la empatía terapéutica
La empatía como estado afectivo
El concepto de empatía se originó con la palabra alemana einfühlung, definida como la proyección de uno mismo en los objetos de la percepción de uno mismo, que da paso a una cierta forma de apreciación estética (Lipps, 1905, como se cita en Wispé, 1987). Lipps (1905) utilizó einfühlung para describir cómo uno llega a conocer a otra persona, destacando el papel del mimetismo motor, y la retroalimentación aferente resultante del cuerpo.
Tomando prestado y traduciendo este término, Titchener (1915) acuñó el término empatía, como "la tendencia natural a sentirnos en lo que percibimos o imaginamos... [las ideas empáticas] son la inversa de las percepciones; su núcleo es imaginal, y su contexto se compone de sensaciones". La postura de estos primeros teóricos, que enfatizaron el papel de resonancia afectiva en la empatía, fue parcialmente proporcional a dos teóricos de la psicoterapia que saltó a la fama a partir de entonces: Heinz Kohut y Carl Rogers.
Empatía terapéutica como capacidad de desarrollo
Kohut (1959) planteó que la empatía es un modo de observación psicoanalítica que implica "introspección vicaria", o imaginar lo que sería ser el paciente como el paciente reflexiona sobre su experiencia.
Kohut también afirmó que la empatía es "una dotación tan básica como... visión, audición, tacto, gusto y olfato", y esta visión de la empatía fue criticada por capturar sólo una "forma primitiva de comprensión empática". Kohut (2010) refutó esta y otras críticas, aclarando lo que sentía que ya había dejado claro en su artículo seminal de 1959: que el tipo de terapeutas de empatía que son capaces de experimentar está supeditado a su nivel de desarrollo.
Kohut no entró en detalles mucho mayores para describir la empatía desde la perspectiva del terapeuta, ya que finalmente permaneció atado a un modelo unipersonal de psicoterapia, haciendo hincapié en el papel del terapeuta en descubrir los pensamientos inconscientes del paciente.
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