El cerebro, la mente y las emociones
El cerebro y las emociones
Nuestro cerebro es el encargado de controlar las emociones. Cuando estamos enamorados y ese amor es no correspondido como esperamos, sentimos que nuestro corazón se hace pedazos por la tristeza, en realidad el que maneja nuestras emociones es el cerebro y no el corazón.
Aunque cerebro y corazón están estrechamente ligados, pues el corazón palpita a ritmos diferentes en función a las emociones que vamos experimentando, el que tiene el control de esto es el cerebro, en este caso el sistema límbico.
Paul Broca, médico y científico francés, acuño el término ‘límbico’ en 1878, para designar un área compuesta por tres estructuras cuya función se relaciona con el aprendizaje, la memoria y las respuestas emocionales.
Se encuentra ubicado por debajo de la corteza cerebral, el sistema límbico está formado por el tálamo, el hipotálamo, la amígdala cerebral y el hipocampo.
Esta zona del cerebro es el encargado de controlar nuestras emociones y sensaciones más primitivas: aquellas relacionadas con la supervivencia (el miedo y la ira) y con sensaciones relacionadas al comportamiento sexu@l del ser humano.
Algunos científicos lo denominan el ‘cerebro reptil’ debido a que se encarga de nuestros instintos más básicos. De acuerdo a diversos estudios, es una de las partes del cerebro humano con mayor antigüedad.
Tiene más de dos millones de años y controla comportamientos y sensaciones que en la actualidad nos parecen muy racionales: como el cortejo, el buscar pareja para casarse, el buscar otros seres humanos que nos dirijan o buscar una casa.
La amígdala, nuestra defensa emocional
La amígdala se encuentra como ya se mencionó en nuestro sistema límbico y es la estructura más importante de este sistema. Es la que guarda y maneja nuestras emociones más irracionales. Esta parte de nuestro cerebro es la encargada de generar la ‘defensa’ contra el miedo, la ira, la tristeza, etc.
Es el regulador de estas sensaciones y nos protege ante ellas. La amígdala nos permite escapar de situaciones que en onde pueda estar expuesta nuestra supervivencia; pero es también la que permite que nuestros temores y traumas más profundos salgan a la luz.
La amígdala nos ayuda a encontrar la estrategia más adecuada o necesaria para afrontar una situación de estrés, miedo o peligro y nos brinda una visión equilibrada de lo que sucede a nuestro alrededor.
La amígdala es la parte del cerebro que que ayuda a regular nuestras emociones para no dejarnos avasallar por el pánico y la ansiedad.
El amor y las adicciones
En el cerebro no todo son respuestas de supervivencia y procreación. También el amor, algo que es tan subjetivo, tiene su propio espacio.
Investigaciones recientes de la Universidad de Concordia, en Canadá, encontraron la zona exacta donde se genera el amor. Cuando una persona siente amor , en el cerebro se activa una parte concreta, conocida como el núcleo estriado.
Esta zona también se relaciona con la zona de nuestro cerebro encargada de generar el deseo sexu@l pero, a su vez, están completamente separadas.
De acuerdo a los investigadores que realizaron un estudio sobre los efectos del amor en el cerebro del ser humano, la zona del cerebro que se activa en el amor, es la misma en la que se genera la adicción a las dr0gas, esto parece no estar errado puesto que cuando una persona se enamora genera un deseo y el amor es la respuesta que lo satisface, lo que ocurre exactamente con el consumo de dr0gas.
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